Según la agencia de noticias Hawzah, el Ayatolá Shabzendehdar destacó el legado intelectual y moral del Ayatolá Naeini, señalando que este eminente jurista alcanzó la cima del saber y la innovación en los principios de la jurisprudencia islámica; sin embargo, su rasgo más característico fue su profundo temor de Dios, una cualidad que moldeó su visión religiosa y su conducta ética.
El clérigo subrayó que la aceptación de la autoridad religiosa por parte de Mirza Naeini se basó únicamente en el deber y la obligación divina, y no en el deseo de fama o liderazgo. “Dios sabe”, escribió alguna vez Naeini, “que acepté la autoridad solo cuando reconocí que era mi deber, por amor a la responsabilidad y la piedad científica”.
El Ayatolá Shabzendehdar señaló además que Mirza Naeini llevó una vida modesta, utilizando sus propios recursos para sostener y educar a sus estudiantes. Su humildad, desprendimiento de los intereses materiales y compromiso con el servicio, dijo, representaban una combinación poco común de erudición, disciplina moral y sinceridad espiritual.
El alto clérigo añadió que Mirza Naeini mostraba una notable prudencia al emitir fallos religiosos, siempre priorizando la precisión, la cautela y el respeto por los principios sagrados. “Sus lágrimas durante las oraciones y postraciones nocturnas reflejaban su profunda piedad”, afirmó, añadiendo que esa espiritualidad estaba presente en toda su enseñanza, sus escritos y su obra académica.
Finalmente, el Ayatolá Shabzendehdar concluyó que Mirza Naeini constituye un modelo perdurable para los seminaristas y estudiosos: un símbolo de conocimiento arraigado en la piedad, el deber y la cercanía a Dios.
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